La Capela dos Ossos de Évora
A una hora y media de Lisboa, encontramos la ciudad de Évora, un interesante enclave portugués con mucha historia. Este lugar fue una importante ciudad romana en sus días, conservando aún a día de hoy resquicios de esa gloriosa época.
Al observar su amplio número de monumentos, observamos que por encima de todos destaca uno, la iglesia de San Francisco, en el antiguo monasterio franciscano; y es que aquí, junto al claustro, encontramos un lugar de lo más llamativo, la conocida Capela dos Ossos, o Capilla de los Huesos, que como su propio nombre indica está cubierta por restos humanos.
Cuenta la leyenda que esta estremecedora capilla fue construida en el siglo XVI por un grupo de monjes franciscanos. Estos hombres de Dios, bajo el espíritu de la Contrarreforma de la región, querían conducir a sus hermanos hacia la contemplación, transmitiendo así un mensaje claro sobre el carácter efímero y transitorio de esta vida. Pretendían mostrar que todos, absolutamente todos, terminamos convirtiéndonos en los mismo, un amalgama de huesos y polvo. Así, no dudaron en ir recolectando año tras año huesos varios de indigentes y personas pobres, con el fin de conseguir material suficiente para construir esta tétrica capilla.
La capilla en sí cuenta con unos 18,7 metros de largo por 11 de ancho. Tiene iluminación natural a través de tres pequeñas aberturas situadas en el lado izquierdo. Asimismo, cuenta con ocho grandes columnas, todas ellas decoradas, al igual que las paredes, con largos huesos y pequeños cráneos.
El techo de la capilla está también decorado, en esta ocasión con diferentes pinturas que representan a la muerte, la temática clara de esta capilla. Sin duda alguna, la visión de esta pequeña capilla es de lo más tétrico y siniestro.
Se calcula que en total podemos encontrar unos 5.000 huesos diferentes. Todos ellos fueron conseguidos de los cuerpos de indigentes o de los cuerpos que se desenterraban en los grandes cementerios cuando ya no podían enterrar a más gente. Además, también destacan dos cadáveres disecados. Uno de ellos pertenece a un niño pequeño, dando una visión más siniestra aun de la muerte. Ambos permanecen colgados de unas cadenas a la vista de los visitantes.
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Foto vía: Nsandre
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