Alfonso IV de Portugal el Bravo
Conocido como el Bravo, Alfonso IV de Portugal fue un rey portugués que reinó desde 1325 hasta 1357.
Alfonso era el único hijo legítimo en el matrimonio de sus padres, el rey Dionisio I de Portugal e Isabel, su esposa. No obstante, los historiadores sitúan en el escenario a Alfonso Sánchez, hijo ilegítimo del rey. Al parecer, Alfonso lo odiaba enormemente, pues se rumoreaba en la corte que su padre lo apreciaba mucho más que a él, así se le ofrecían ciertos favores reales sin ningún tipo de secretismo. De este odio nace una rivalidad que hace que ambos estén, durante mucho tiempo, al borde el conflicto. No obstante, con la muerte de Dionisio I de Portugal, y alzándose con el trono y el poder, Alfonso lo tiene claro, destierra a su hermano por parte de padre y expropia todas sus tierras y posesiones.
Es evidente que esto desembocó en una lucha armada por parte de Alfonso Sánchez, hijo ilegítimo; y es que mientras estaba exiliado en Castilla, consiguió reunir un ejército lo suficientemente fuerte como para intentar atacar varias veces el reino de su hermano. Tras varios intentos se firma una paz que es arreglada por la propia madre de Alfonso IV de Portugal, doña Isabel.
Tras este episodio comienzan años buenos para Alfonso IV. En 1309 se casa con la infanta Beatriz de Castilla, hija de Sancho IV de Castilla. La primera hija de ambos, a su vez, se desposaría años más tarde con el rey Alfonso XI de Castilla, asimismo, su heredero, Pedro, también se comprometía con una princesa castellana, Constanza Manuel. Estos datos hacen ver que durante el reinado de Alfonso IV de Portugal se tejieron relaciones estrechas entre ambos reinos con el fin de que en un futuro pudieran prosperar juntos. No obstante, hubo algunos episodios que nublaron un poco las expectativas de monarca.
Al parecer, el propio Alfonso IX no trataba bien a la hija del rey portugués, dejándola en evidencia y menospreciándola públicamente. Esto enfadó muchísimo a Alfonso IV de Portugal, el cual no dudó en iniciar una guerra contra Castilla. Cuatro años después, la propia María ponía fin al conflicto interfiriendo entre su padre y su esposo.
No sería la única preocupación de este monarca en relación a sus hijos. Su heredero, Pedro I de Castilla se enamoró de Inés de Castro teniendo varios hijos con ella. Al parecer, Pedro se enamoró de esta noble doncella de su propia mujer Constanza, algo que se veía como un auténtico escándalo.
Cansado de esperar a que su hijo terminara cansándose de ese capricho y viendo como los hijos ilegítimos que había tenido con ella eran reconocidos, comenzó a temer por la supervivencia de su estirpe como reyes de Portugal. No había otra opción, mató a Inés de Castro.
Pedro perdió el control y organizó un ejército que devastó el país entre los ríos Duero y Miño. No obstante, no llueve eternamente, así pues, finalmente unos 2 años después, perdonó a su padre, el cual moría al poco tiempo después en Lisboa.
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